(Se muestra sólo una selección de Collages, Assemblages y Objetos de algunas series producidas para ofrecer una visión global del trabajo)
Collage, assemblage y objetos en la obra de Ernesto Benítez
Si bien el collage es un modo de expresión o “estilo artístico” que nace y se populariza con las vanguardias artísticas a comienzos del S-XX como ampliación del territorio pictórico, en el contexto posmoderno renace o se re-constituye como expresión de la sociedad de consumo y los mass-media. De modo que, cuando Ernesto Benítez apela a la inclusión de objetos encontrados en su obra y a la yuxtaposición de elementos de procedencia diversa en un mismo plano o soprte, evidentemente está aludiendo a la cosificación del hombre moderno en la era del mercado e instándonos a prestar especial atención a la forma en que nos relacionamos con el objeto de consumo. Con esa integración de objetos encontrados que podemos apreciar en su obra reciente (fundamentalmente algunas series desarrolladas como parte del proyecto 7 días de silencio 2011-2018) y sus obras posteriores, Ernesto propone una mirada arqueológica social y cultural que pone bajo la lupa el fenómeno de la acumulación para enunciar diversos cuestionamientos también en torno a las identidades híbridas o fragmentadas.
Claro, Ernesto es consciente de que la re-significación o reconstrucción propia del collage, así como en el ensamblaje (assemblage) y el arte-objeto, implica, per se, una previa deconstrucción (Destruktion Heideggeriana, en su caso) de acumulaciones metafóricas que en sus basamentos conceptuales se emparenta con la práctica o el principio del palimpsesto. Sí, el concepto de Palimpsesto adquiere connotaciones de gran alcance en la estética de Ernesto Benítez. Las acciones de “ocultamiento” o “borrado” de matrices diversas sobre la que se inscriben nuevos textos articulados con nuevos materiales (tanto en collages como en assemblages) denotan su interés por la re-contextualización y la re-definición del orden simbólico. Este significado motiva a Ernesto a mantener su firme apuesta por el collage (assemblage, montaje, ready-made, o como quiera llamársele) en tanto manifestaciones que inevitablemente portan esa carga nostálgica o melancólica y la reminiscencia de un presente construido con los muchos fragmentos retrospectivos y re-significados de lo que ya no es, del pasado. Para Benítez, el collage, en su esencia fragmentaria, es entonces, tipológico de una sociedad, una cultura y un ser o individuo mutilados, fracturados o escindidos.
En la articulación del discurso visual que propone Ernesto Benítez con su praxis artística, el collage y el ensamblaje (como reflejos de la esquizofrénica y fragmentada “cosmovisión” que se ha instalado en el imaginario colectivo neo-medieval), adquiere un protagonismo singular y se estructuran a modo de pieles o capas significantes superpuestas en torno a un corpus central o núcleo totémico urgido de disfraz. Para Benítez el collage y el ensamblaje son, por lo tanto, expresiones agónicas de las más diversas escisiones del sujeto en la cultura moderna que, al mismo tiempo, lo sepultan (exercitium rescripti).