Por Toni Piñera
Un trozo de alfarería, cualquier piedra con la marca de un adorno, o un vestigio de una civilización antigua, puede ser objeto de un verdadero culto por parte del hombre moderno. Y si éste es un artista, interroga al pasado como nunca se le interrogó, en un afán por conocer mejor a nuestras raíces, de saber mejor de dónde vinimos…
Por esos caminos incursiona la obra actual del joven pintor, dibujante y grabador Ernesto Benítez (La Habana, 1971) que con el título de Evangelios expuso hace poco en la galería Wifredo Lam, de Marianao, y que resulta el punto culminante de un largo proceso de estudio y análisis de la “postmodernidad y sus formas importantes de expresión modernista”.
Evangelios es otra fase de su trabajo que no se divorcia de lo anterior, y cuyo tema es religioso-cultural, algo que interesa mucho al creador “aunque no dejo de hacer alusión a la sociedad moderna. Busco, sin embargo, una definición de las dos tendencias que influyen en la cultura latinoamericana desde el momento del descubrimiento. Por un lado, la religión católica y por el otro la cultura indígena que existía en el continente con toda su cosmovisión”.
Ernesto Benítez plasma en sus pinturas y dibujos las dos culturas, como imágenes superpuestas. “El verdadero sincretismo lo da el perceptor, aunque quiero que el espectador aporte a la obra, sumándole criterios personales. Mis imágenes son símbolos”.
En lo que parece más un imperativo de sensibilidad que una voluntad consciente de estilo, hoy día cada cual reafirma su lenguaje pictórico a su manera. Se trata, en todo caso, de una manera técnicamente sabia y caracterizada por el refinamiento más exquisito. Porque se permea en este trabajo una lectura conceptual y pictóricamente rica, que se enlaza con la herencia pop. Procedente de una cierta tradición, centrada en el uso y el gusto por la pintura, las piezas de Ernesto Benítez demuestran el dominio del artista en el empleo del color, así como la capacidad de composición, diseño y evocación.
Como modo de expresión “utilizo el pop- confiesa el creador graduado de la Academia de San Alejandro- que es además logotipo cultural del vanguardismo y que absorbido por éste le quita agresividad, lo hace más asequible. Una manera más de acercarme a la obra que quiero hacer”.
En su último trabajo titulado Evangelios, el artista muchas veces rasga y quema el papel buscando un dialogo con el tiempo para que sus obras parezcan antiguos papiros.