Terra Incognita (Instalación)
2000
Vendas de curación, escayola, arcilla, tierra, cenizas de libros de filosofía y carbón vegetal.
25 x 175 x 300 cm. (Instalación de dimensiones variables)
Exhibida por primera vez en la Exposición “El Dolor es La Vida”, Galería Luz y Oficios, Centro Provincial de Artes Plásticas y Diseño (CPAPD), La Habana
La Fosa del Peregrino: Terra ignota
«la filosofía o es metafísica o no es propiamente filosofía (…)»
Eugenio Trías
(La razón fronteriza)
La idea del hombre como peregrino y la vida como peregrinación son comunes a muchas tradiciones de pensamiento, concordando ya con su carácter trascendental. Es justamente en esa perspectiva en la que opera esta obra que, en primera instancia, asume el fenómeno de la existencia, como una constante peregrinación por los senderos del yo, un intrincado camino hacia sí mismo. De modo que, en un primer nivel discursivo, el hombre constituye aquí su propia morada, místico laberinto que debe recorrer con el ejercicio de si mismo para estipular sus propias claves interpretativas… El pie, por su parte, asume la carga simbólica que se le atribuyó en períodos del cristianismo primitivo y evoca cualidades del alma, por ser lo que sostiene al cuerpo en su posición erecta.
Las Cicatrices del Territorio: Memorias de una Herida Cultural
En otro orden discursivo, “Terra Incógnita” exhibe las cicatrices de una herida cultural. Esta obra expone el mapa o la cartografía de un territorio destinado al diálogo con el más recóndito yo y con los constantes nuevos tu (Martin Buber). Un marco relacional que exhibe meditativos y laberínticos itinerarios interiores y una cicatriz de escisión en la siempre nueva e inexplorada geografía que recorre el peregrino en su condición itinerante…