Ernesto Benítez Palomino (Biografía)
Ciudad Habana, 1971
Vive y trabaja en La Habana, Cuba y Palma de Mallorca, España.
Teléfono:
+53.7.271.21.82
eMails:
artebeny1[at]yahoo.es
ebenitez[at]cubarte.cult.cu
Resumen Biógrafico
Ernesto Benítez, 1971, nace en la barriada de El Canal, una populosa urbe marginal del municipio Cerro, en La Ciudad de La Habana, Cuba. La localidad que le acoge en su infancia y su adolescencia es definida por las autoridades locales como zona de alta peligrosidad, por su proverbial violencia y su deterioro social. Allí, con apenas 12 años comienza sus estudios artísticos en la Escuela Vocacional de Arte Paulita concepción. Es el período de esplendor económico de Cuba debido a los subsidios recibidos de la extinta Unión Soviética, pero Ernesto constantemente se ve rodeado de todo tipo de signos y vestigios de marginalidad, deterioro o decadencia moral y social.
En 1986, a los 15 años Ernesto Benítez se presenta a los exámenes de ingreso como aspirante al nivel medio-superior en su carrera en Artes Visuales y, siendo seleccionado, ingresa en la Academia de Bellas Artes San Alejandro, en la especialidad de Grabado. Durante sus estudios en la Academia comparte clases con miembros y fundadores del grupo Arte Calle llegando a participar en la realización de algunos de los murales pintados por el grupo en la Habana durante los siguientes cuatro años, entre otras actividades.
En 1990 se gradúa en la Academia San Alejandro y directamente pasa dos años de Servicio Militar Obligatorio en el ejército. De este oscuro período de su vida el artista no suele hacer referencias biográficas, pero asegura que esta experiencia marcó un punto de inflexión en su vida y en su trabajo, cuyo discurso llega a ser, en adelante, más político y contestatario.
En pleno “periodo especial” le pilla la llamada Crisis de Los Balseros de 1994. Por entonces el artista ya reside con su familia en Jaimanitas, un modesto pueblo de mar perteneciente al costero municipio de Playa, en Ciudad de La Habana. Jaimanitas, conocida como “La pequeña Miami” es, por esas fechas, uno de los puntos habituales de salidas ilegales de numerosas personas que intentan cruzar el estrecho de la Florida rumbo a los Estados Unidos de América. Esto le permite a Benítez vivir muy de cerca las múltiples caras del drama que constituye para las familias el fenómeno de la emigración. Durante este período Ernesto produce obras como “Arca de La Vida”, instalación escultórica realizada con el casco de un bote recuperado de uno de aquellos dolorosos naufragios que posteriormente el artista adaptará a las medidas de su propio cuerpo con forma de ataúd.
En 1995 ingresa en el Instituto Superior de Arte (ISA) en La Habana. Durante el primer año Ernesto sufre un shock anafiláctico que pone en peligro su vida dejándole una profunda marca como individuo; algo que, desde luego, repercute directamente en su trabajo como artista. Esta traumática experiencia lo coloca muy cerca de la muerte y las cicatriz de dicha vivencia constituirá la base del consiguiente giro que desde entonces puede percibirse en su práctica artística –ya nunca más desligada de sus praxis vital y su vocación de reflexión antropológica-.
Desde entonces la propuesta artística de Ernesto Benítez explora diferentes derroteros en torno a la existencia humana, apuntando constantemente a las trampas de la percepción, la fragilidad de la vida, las situaciones límite o la latente presencia de la muerte. En su obra expone los diferentes ciclos de su experiencia vital como pequeños períodos de mutaciones (constantes muertes y nuevos nacimientos).
Su apego por la antropología y la filosófica lo llevan a escudriñar profundamente en la historia del pensamiento occidental, haciendo especial énfasis en las practicas y los procesos alquímicos y, como si de un estudio de religiones comparadas se tratase, constantemente contrasta en sus obras elementos que extrae de la historia de la filosofía occidental con referencias a prácticas orientales y otras tendencias de pensamiento no-occidentales.
Ernesto casi proviene de una estirpe de joyeros. Varios miembros de su familia ejercen esta profesión desde hace décadas y el propio artista acude a ella como forma de sustento durante el periodo de estudios universitarios. Los procesos y los conocimientos adquiridos en este oficio se ven reflejados (evidentemente o de forma velada e interconectada simbólicamente con presupuestos alquímicos) en una buena parte de su trabajo.
En el año 2009, Ernesto Benítez hace tres años que ya ha pasado de ser artista de la nómina de la Galería Servando a ser integrado en la lista de artistas representados oficialmente por Galería La Casona, en La Habana (una de las galerías de arte contemporáneo más prestigiosas del circuito Génesis Galerías de Arte). Su carrera se ve en plena expansión cuando se concatenan una serie de sucesos que le llevan a plantearse un giro en lo personal y un stop en lo institucional.
Un cúmulo de incidentes profesionales en circunstancias muy delicadas lo llevan a distanciarse temporalmente de la institución arte y se plantea un periodo de recogimiento o retiro. Ernesto necesita reconsiderar algunos aspectos de su vida y repensarse a sí mismo; decide alejarse un período y, sin dejar de generar y producir arte, en 2010 se radica en España.
Las experiencias propias de la migración y la inserción en plena sociedad de consumo –viniendo el artista de un régimen totalitario- van reconfigurando su poética artística. Durante siete largos años Ernesto Benítez se forma y trabaja como especialista en Marketing Online. Este estrecho vínculo con el entorno digital también deja notables huellas en su impronta artística.
Durante estos siete años Ernesto trabaja en nuevas series y numerosos proyectos de obras escultórico-instalativas que exploran las escisiones individuales, sociales y culturales en la contemporaneidad. Proyectos realizados en un diverso rango de técnicas que incorporan fotografía, objetos, new media (net-art), vídeo e intervenciones clandestinas agrupados bajo el título general de “7 días de silencio”. Con estos precedentes y la experiencia acumulada, en 2019 Ernesto retoma su trabajo públicamente y lo hace presentando la muestra personal Ab æternō (Open Studio), durante la XIII Bienal de La Habana.